La etapa de hoy era de mero trámite en cuanto la ruta se refiere, pero era uno de los hitos del viaje.
Cómo esperábamos, al levantarnos, los más de 25° a las 9 de la mañana auguraban un día de pasar calor hasta la extenuación en la moto.
Salimos del B&B ya sudando y así continuamos todo el día. La carretera para salir de Treviso y dirigirnos dirección Ferrara primero, era bastante coñazo, no nos vamos a engañar. Típica carretera de un carril por sentido, con pocos sitios para adelantar, mucho tráfico, sobre todo de camiones y con un sol abrasador quemandonos.
Cruces, rotondas, más cruces, a veces la carretera cambiaba un poco y nos sacaba del tráfico, pero enseguida volvíamos a una carretera principal y de nuevo, al tráfico.
Nos llegamos a plantar salir a la autopista, pagar el peaje (literal) y llegar más rápido a Bolonia y pasar de la ruta, pero fuimos fuertes y resistimos.
Pasadas las 12 decidimos parar en un bar con terraza y comernos un helado para refrescarnos además de beber mucho líquido.
En la zona de Acquà Petrarca la carretera cambió un poco, subimos y bajamos, hicimos unas curvas durante unos 3 o 4 kilómetros que parece que nos dio un poco de vidilla.
Pero enseguida volvimos a la misma rutina.
En una rotonda vimos una gasolinera y un restaurante al lado con muy buena pinta, así que nos paramos a comer.
El Retrogusto Café Ristorante se encuentra en Villanova del Ghebbo. Es un edificio moderno, todo de cristal que no deja ver el interior. Entramos discretamente, como siempre, con nuestros trajes amarillo fosforito, nuestro clonck clonck con las botas en el suelo y nuestros cascos en la mano. Nos sentamos a comer un menú del día, muy bueno por otra parte.
Ya refrescados y con la tripa llena, salimos dirección Bolonia. Dos horas de calor, pueblos y radares (la mayoría falsos).
Por fin en Bolonia y tras perdernos un poco, para no perder la costumbre, llegamos al B&B y nos acomodamos, ducha y a salir de nuevo a encontrarnos con el otro 50% de «El Internet de las motos». Fernando llega con su flamante nueva Royal Enfield, nos saludamos y nos vamos a visitar la ciudad y cenar.
Le engaño para se suba en «La Estela» 🙂
Genial broche para un día que no fue de los mejores, pero que la buena compañía y una cena en una terraza se encargaron de arreglar.
Ahora a dormir. Mañana Florencia y Siena nos esperan.
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