Preparando un viaje: probando el equipo

Quedan apenas dos semanas para salir hacia Escocia y en los últimos días hemos comprado las últimas cosas para tener todo apunto. Como norma general no es bueno estrenar nada, sobre todo equipación, durante un viaje largo, para evitar sorpresas inesperadas. Por eso este sábado nos pertrechamos con todo lo necesario y salimos de ruta.

Mochila sobre depósito, pantalones de mi copiloto, guantes de invierno y verano… Además de hacernos a los nuevos intercomunicadores que funcionan un poco distinto a los que teníamos.

Pero no solo la equipación, también el pasar horas encima de la moto y hacer curva tras curva sin conocer la carretera. Así que pasamos un gran día de moto, de nuevo por la zona de Les Ardennes pero esta vez por otras carreteras diferentes. Más de trescientos kilómetros con temperatura cambiante, un poco de lluvia en la mañana y mucho calor por la tarde, sirvieron de test perfecto.

Aprovechando el viaje y tras la visita previa a las webs de segunda mano, encontramos un objetivo para la cámara que nos hacía falta y fuimos a por él.

A juzgar por el número de anuncios del anunciante, pensamos que se trataba de una tienda: Más de 15 anuncios en su perfil vendiendo cámaras, objetivos, material y un largo etc. Incluso en los largos mensajes que acompañaban a los anuncios se hablaba de garantía. Una vez contactado con el, su inglés bastante bueno y entendible y su disposición  nos daba a entender que nos encontrabamos con un profesional. Su indicaciones nos llevaron a las afueras de Lieja, a un barrio residencial con casas pequeñitas todas adosadas y en línea. «Ha llegado a su destino» rezó el GPS haciéndonos detenernos enfrente a una de las casitas. El número 27 correspondía a una estrecha casa, de dos pisos, con el tejado con mucho ángulo y una pequeña entrada que daba a la casa. La fachada exterior nos hacía ver que la casa no era nueva.

Una vez quitado el casco y los guantes llamó a Sergie: «I will be there in a minute» sentenció, con la respiración un poco agitada. Mientras esperábamos, echamos un ojo a nuestro alrededor, la zona parecía tranquila, silenciosa, con mucho verde alrededor.

A lo lejos aparece un señor, de unos 60 años con una cámara en la mano con un gran objetivo. Viste una chaqueta y camisa de invierno, a pesar del calor que hace, el pelo medio blanco y la barba desaguisada «a juego».

«Bonjour» le digo, si hay algo que aprendes estando fuera de casa es que esforzarte en iniciar una conversación en el idioma del interlocutor siempre ayuda a que las cosas empiecen mejor. Continúo en inglés, nos presentamos y me acerco a la puerta con el. Abre la puerta mientras me cuenta que viene de hacer fotos a las antiguas minas de oro de Lieja, que se pueden ver desde la loma que hay un poco más arriba.

Entramos a un minúsculo hall, con una estantería repleta de cosas. No sabría decir qué había en ella, pero estaba completamente llena de cosas y de polvo. Giramos a,la izquierda y entramos en lo que parece el salón. Y digo parece porque lo único que se vislumbraba era una gran mesa en el centro de la estancia, una gran estantería al fondo y un mueble en la pared principal. Pero todos ellos estaban repletos, rebosantes de cosas, principalmente relacionados con la fotografía: cámaras viejas, bolsas de cuero porta cámaras, cajas de cartón, plásticos protectores, etc. Parecía imposible encontrar nada en aquella locura. La mesa principal no era una excepción.

De una de las cajas que había encima de la mesa sacó el objetivo que íbamos buscando. Lo puse en mi cámara e hice una foto, la que veis aquí. Me dio reparo hacer más, pero la verdad es que la habitación daba para un reportaje.

Una vez comprobado y pagado, salimos de nuevo a la calle, nos despedimos y continuamos ruta de vuelta a casa.

Una hora de aburrida autopista y de nuevo en casa. La equipación pasó el examen y nosotros también, próxima parada Escocia!