Volviendo a rodar en grupo

Dos años y pico hace de la última vez que varios compañeros quedamos en La Cruz Verde para dar un paseo motero por la sierra madrileña. Dos años en los que han pasado muchas cosas, hemos descubierto nuevas ciudades, recorrido más de 20.000 kms. en moto, entrado en Alemania, Luxemburgo, Holanda, Escocia y por supuesto Bélgica. Pero hay algo que, hasta hoy, no había vuelto a hacer desde aquella última salida en Madrid: rodar en grupo.

Salir en moto tiene una parte social, de diversión sentados a la mesa en un bar, de comentar acerca de las motos, las curvas, el asfalto, las carreras y un largo etc. Todo eso lo echo en falta, mucho.

Con esta idea en la cabeza, hace unos meses un amigo me habló de una aplicación llamada meetup, en la que te das de alta y te apuntas a grupos de gente con una determinada temática. Me apunté a uno que organiza quedadas moteras en la zona y, después de un tiempo, hoy por fin me una de las quedadas.

Iniciamos la ruta en una gasolinera que fue elegida como punto de encuentro por el organizador: Bruno que nos esperaba junto a su impresionante Triumph. Una vez las 6 motos y los 8 integrantes de la expedición estamos listos, salimos. Somos todos bastante distintos, desde un completo novato a un veterano de casi 70 años que va en su sonora Kawasaki Ninja 1000. Una panaeuropean, una er6f, una Versys y mi RT completaban el elenco de monturas.

Rodar en grupo nunca es fácil, cada uno tenemos nuestro ritmo, nuestras costumbres y, si no estamos acostumbrados, podemos meternos en problemas. Por suerte en este caso no fue así y la única incidencia fue que Can, con su flamante Kawasaki Versys con tan solo 2000kms. no conseguía seguir el ritmo, para nada demasiado rápido, que nuestro afitrión imponía. Como consecuencia y, a pesar de esperarlo en los cruces, se perdió. Por suerte nos avisó por teléfono y pudimos continuar sin más incidencias.

El resto de la ruta, a pesar del calor y de la falta de carreteras de montaña de Bélgica, fue muy divertida, sobre todo las paradas, las bromas, las charlas sobre motos, fotografía, nuestros países, etc.

Ha sido un buen día, una buena experiencia que, aún ser lo mismo, me ha traído recuerdos de por qué siempre me ha enganchado esto de salir de ruta con otros moteros.