Con mucha pena toca dejar los Alpes, no hay mucho que decir de ellos que no haya dicho ya, son increíbles, si tenéis la oportunidad no dejéis de visitarlos.

Pero como digo, el viaje llega a su recta final y tenemos que ir subiendo ya hacia Bélgica.

Hoy el día está soleado pero no hace un calor abrasador, así que conseguimos cargar todo en la moto, echar gasolina (en una gasolinera pegada al hotel) y vestir chaqueta, cascos y demás elementos sin sudar.

Salimos de Interlaken por la carretera que rodea uno de los lagos y de nuevo quedamos maravillados. Las altas montañas pegadas a los pueblos que a su vez cuelgan en la ribera del lago generan un paisaje impresionante.

Tanto que pasamos un mirador y nos damos la vuelta, apenas hemos salido, pero esto hay que verlo mejor.

Después de un rato al sol ya empezamos a tener calor. Durante los próximos 15 kms. aproximadamente seguimos bordeando el lago, hasta que nos desviamos años derecha.

El paisaje empieza a cambiar, las montañas son cada vez más bajas, la temperatura sube pero aún con eso seguimos disfrutando a ratos de buenas carreteras y algunas curvas.

Poco a poco se va acercando la hora de comer, pero a pesar de que cada 4 o 5 kilómetros atravesamos un pueblo, la mayoría no tienen restaurantes o tienen pinta de estar cerrados.

En un cruce vemos unos carteles de estos típicos de pizarra de restaurante y en uno se lee pizza. Damos la vuelta y cogemos esa salida.

El restaurante está a unos 400 m. del cruce, aparcamos a la sombra y entramos. Es un sitio un poco extraño, con un gran hall y luego, a la izquierda la entrada al restaurante en si.

Hay tres personas en el, ninguna es cliente, parecen un matrimonio y su hija. Nos saludan en alemán, hacemos indicaciones de «para comer» dos personas y nos indican que nos sentemos. La chica joven se acerca, le preguntamos si habla inglés y dice que un poco.

Elegimos bebida y comida traduciendo el menú con Google translate y preguntamos si podemos pagar con tarjeta (deberíamos hacerlo al revés 🙂 ), la chica traduce a la señora que contesta con un rotundo NO y con mala cara. Entonces preguntamos si aceptan euros y después de dar unas cuantas vueltas y preguntar también al señor, este responde que sí en alemán, pero con cara mucho más amable.

Comemos bien y mientras lo hacemos creemos que los tres pasan el rato haciendo bromas sobre nosotros y sobre el inglés de la chica, pero no entendíamos nada así que, que más nos da.

Pagamos, nos despedimos y seguimos ruta.

La carretera se vuelve menos interesante, no hay curvas, atravesamos pueblo tras pueblo y cada vez hace más calor. Incluso atravesamos lo que parece una ciudad bastante grande, con tráfico, semáforos y suizos que se enfadan mucho si te filtras en la semáforos. En este viaje hemos constatado que a los Suizos, Alemanes e Italianos no les gusta nada que los adelantes en un semáforo. Hasta el punto de saltarse alguno justo antes de que se ponga verde, para salir antes que nosotros.

Salimos de Suiza esperando entrar en Francia pero no, entramos en Alemania!

Ha pasado una hora y media desde que salimos de comer y, con este calor, necesitamos beber algo y descansar un poco, A. ve un bar a un lado de la carretera, cómo en un polígono industrial y nos metemos. Aparcamos debajo de un árbol, a la sombra, quitamos todos nuestros bártulos y vamos allá.

Son las cuatro menos diez y cierran a las cuatro así que no nos dejan sentarnos, nos compramos una coca cola para llevar, vamos al baño y nos la tomamos a la sombra al lado de la moto.

Queda poco para llegar a Colmar, ya hemos pasado a Francia y decidimos dejar de dar vueltas para evitar autopistas, ignoramos al GPS y salimos a la autovía, solo 10 kilómetros nos quedan y necesitamos aire. Hay mucho tráfico y en apenas 4 kms. nos salimos ya dirección Colmar, menos mal porque hacía más calor en la autopista que haciendo carreteras pequeñas.

Tras callejear y asarnos en varios semáforos, llegamos al hotel, check-in, descargamos y aparcamos la moto en la parte de atrás. Una pareja en dos motos custom llega también cuando nosotros.

Descansamos un poco y nos vamos al centro, a visitar la pequeña Venecia, cómo llaman a una zona de Colmar por sus canales.

Lo que habíamos leído, no defrauda. Las calles empedradas flanqueadas por las típicas casas de la zona, con las vigas de madera a la vista en las fachadas y rodeadas por los pequeños canales. Los colores de las contraventanas y la propia pintura de las casas.

Gratamente sorprendidos y hambrientos, buscamos un sitio donde cenar y, por primera vez en este viaje, metemos la zarpa al fiarnos de las valoraciones de Google.

El Le Quai 21 es restaurante con buena pinta desde fuera y con un 4.6 de valoración en Google. Tiene pocos platos, pero suenan bien.

Entramos, mesa para dos, todo bien. Pedimos, nos traen una especie de sopa que, cuando la trae, la camarera nos explica en perfecto francés todos y cada uno de los componentes de la misma. En resumen, la comida estaba rica, pero la cantidad era más bien escasa. Decidimos no gastarnos más de lo necesario allí para no sentirnos engañados y, una vez degustado los manjares, pagamos y nos fuimos en busca de un sitio donde terminar nuestra cena sin tener que vender nuestro alma.

Paseamos por las calles de Colmar, nos comimos un helado, grande 😉 y nos tomamos una cerveza en una terraza. Que bonito es esto!

Caminamos de vuelta al hotel con la idea de tomar la última antes de subir a la habitación y así lo hicimos.

En el bar lunge del hotel, la pareja de las custom, Dennis y Cornelia, están allí tomando algo también.

Empezamos a hablar y a tomar cervezas. Charlamos de motos, de viajes, de donde queremos ir. Ellos viajan cada uno en su moto, lo hacen muy de vez en cuando porque tienen dos hijos, a pesar de que aparentan ser bastante jovenes.

Hablamos de todo y disfrutamos un montón de la charla. A eso de la una, decidimos que es momento de irse a dormir, además el bar, supuestamente, cerraba a las 12 ?

Les doy mi tarjeta y nos despedimos, hemos pasado un rato genial con ellos.

Ha sido un día largo pero increíble, que ha acabado de forma perfecta, mañana más! Trier nos espera, última etapa.

Categories:

Tags:

No responses yet

Deja un comentario